Durante siglos, las mujeres han sido condicionadas a sentirse en desventaja dentro de sus vínculos. Desde el hogar, donde muchas veces su voz no era respetada, hasta las relaciones de pareja en las que esta dinámica se repite.

 

El equilibrio entre la energía femenina y la masculina debe basarse en la reciprocidad. La mujer necesita comprender el rol del hombre, al igual que el hombre el de la mujer. El hombre no está subordinado a ella, pero la mujer tampoco a el. Solo pueden estar subordinados a sí mismos. Y solo cuando ambos lo entienden, pueden alcanzar un amor real.

Nadie le pertenece a nadie más que a si mismos.

Una energía femenina sana libera de miedos e inseguridades, mientras que una energía masculina sana no se basa en el control, sino en una presencia que aporta orden y armonía. La sociedad ha cuestionado por siglos si la mujer “hace bien las cosas” en sus relaciones, cuando en realidad, tanto ella como el solo pueden hacer bien las cosas en el caso de que las hagan primero bien para sí mismos.

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No se trata de que el hombre provea bienes materiales para hacer sentir a la mujer superior o inferior, ni de que la mujer reciba sin ofrecer nada a cambio. Una relación saludable se basa en que ambas partes estén bien consigo mismas antes de vincularse. Si hay vacíos emocionales (producto de una energía femenina herida), el vínculo se convertirá en un campo de batalla, donde se relacionarán los egos y no el amor genuino.

Las respuestas no están afuera, sino dentro de cada uno.

Mujer, ningún hombre vendrá a rescatarte.
Hombre, nadie vendrá a sanarte ni a darte refugio.

Muchas veces buscamos en nuestras parejas la figura de nuestros padres y repetimos patrones inconscientes. Por eso, es fundamental preguntarnos quiénes estamos siendo para nosotros mismos y qué representamos para el otro.

Hoy en día, el amor propio y la consciencia emocional son temas recurrentes. Se habla de terapia, de reconocer los miedos y de una construcción del ser humano más genuino y libre en la actualidad. Si deseas mantener una energía femenina sana y no una herida, busca a alguien que:

  • Reconozca sus errores
  • Sepa pedir perdón y exprese sus emociones
  • Acepte sus imperfecciones y las tuyas
  • No oculte su verdad, por más difícil que sea
  • Comparta valores y filosofías afines a las tuyas

A veces, dos corazones pueden estar alineados, pero sus mentes ir en direcciones opuestas. La clave está en encontrar equilibrio y puntos en común, evitando relaciones en las que uno decida por el otro o donde alguna de las partes quede relegada.

Para que la energía femenina y la masculina sean sanas, es necesario tomar conciencia del proceso interior de cada una de las partes. Si no mirás hacia adentro para comprenderte, nadie lo hará por vos. Nadie te verá con los ojos con los que deseas ser vista. Solo así lograremos construir relaciones más reales y coherentes con la realidad de nuestro mundo actual.

Florencia Glomba, creadora de la marca Flor Holística, y escritora del libro Conviértete en la Diosa que ya existe en ti.